martes, 29 de septiembre de 2009

Un Mapa es para no perderse

Y este Mapa del Idrisí no podía ser una excepción. Es cierto que no utilizaremos el mencionado mapa -cuyo diseño se estima que se remonta al año 1154- como un instrumento geodésico en sentido estricto sino, simplemente,  y en un sentido puramente metafórico, como una herramienta de orientación. Andamos muy perdidos en ese proceso actual que vive nuestro planeta, al que llamamos globalización sin que aún lleguemos a saber muy bien en qué consiste. Y enmedio de ese barullo necesitamos un mapa para no perdernos.

Me ha parecido que este mapa medieval nos podria ayudar en semejante tarea, porque contiene expresamente la propuesta de una nueva mirada al mundo, que me resulta clarificadora. Lo primero que nos permite y nos exige un mapa, es situarnos.  Me he buscado y  estoy en ese punto rojo que he marcado en la parte derecha del dibujo: en Granada, la Gárnata de los judíos que los musulmanes refundarían hará mil años dentro de poco.

Situado en ese punto, lo primero que descubro es que  el mapa del Idrisí me obliga a mirar al sur. Dicho de otra manera, equivalente, pero más explícita: me impide seguir viviendo de espaldas a África.  Y eso no significa necesariamente que me quede desnortado. El norte es lo que tengo atrás: Europa. La vieja Europa está a mis espaldas, respaldándome. En el mundo actual, el de la globalización, existen 30 países que cuentan con  democracias avanzadas. De ellas,  20 están en Europa. Eso es lo único que puede ofrecer Europa al mundo: democracia. Es decir, poder civil,  pluralismo, libertad, capacidad de pacto, respeto a la Ley. Civismo.

El civismo, el comportamiento cívico es, originariamente, el comportamiento propio de los ciudadanos, de los habitantes de las primitivas ciudades. Y cuando busco en el mapa esos lugares primitivos, donde se inventó la polis, la urbe, la civitas, descubro con sorpresa que en el mapa del Idrisí, esos núcleos civilizadores se hallan a la izquierda. En este mapa, ese es mi segundo descubrimiento, orientarse es mirar hacia la izquierda.

Hacia la izquierda se dirige el planeta cuando gira sobre sí para encontrar el Levante, ese punto en el que nace el Sol.  En la izquierda se sitúan los orígenes, la cuna de la vieja Europa. En la izquierda cercana, al fondo del Mediterráneo, en Grecia, la cuna de la democracia. Y desde esa cuna avanza y se extiende por el mundo. Hacia occidente, es decir, hacia la derecha. Porque en nuestro mapa,  el occidente está en la derecha.

Sí, ciertamente, es un mapa clarificador. No cambia  la realidad planetaria. Sólo nos permite otro punto de vista. Y nos permite empezar a comprender que la Historia no es mas que ese largo proceso por el cual el Oriente se aproxima al Occidente, la Izquierda a la Derecha, la Democracia a los Mercados. En ese movimiento de aproximación, el planeta avanza hacia el oriente, la humanidad hacia occidente. El encuentro es inexorable.

Para algunos se tratará de un choque inevitable, un choque de civilizaciones, una acción militar, en la que Occidente someterá a Oriente, conquistándolo. 

Para otros, entre los que me cuento, nos enfrentamos a un proceso de fusión, una acción cívica, en el que la Democracía se impondrá a los Mercados. Pero no destruyéndolos, sino penetrándolos.

Para ello hay que buscar los caminos adecuados. Urge encontrar los caminos de la alianza. Espero que El Mapa del Idrisí,  ayude a encontrarlos. Porque un mapa es para no perderse.  Y si caminamos hacia el choque de civilizaciones, estamos perdidos.