jueves, 18 de junio de 2015

Encuestas, Elecciones y Ensoñaciones (II)

EL CASO DEL PSOE.

Los parámetros demoscópicos que nos permiten evaluar las dimensiones y características  del entorno o “caladero” de un partido,  pueden ser utilizados también para evaluar las expectativas electorales del PSOE y comparar los resultados y estimaciones de las encuestas con los resultados arrojados por las urnas.

Como observaremos enseguida, la estructura del entorno del PSOE es muy distinta a la de PODEMOS. La primera diferencia que salta a la vista es que el PSOE recibe casi siempre más votos que los que marca la IDV. En el cómputo global de las 14 comunidades donde se ha celebrado elecciones, le han votado medio millón de personas más de las que prometieron votarle en el momento en el que se iniciaba la campaña.

AUTONOMIA
CENSO
IDV
SIMPATÍA
IDV + SIMPATÍA
PREFERENCIA
VOTOS EN URNA
%
VOTOS
%
VOTOS
%
VOTOS
%
VOTOS
%
VOTOS
NAVARRA
474.621
6,6
31.325
8,7
41.292
8,6
40.817
9
42.716
9,5
44.916
ASTURIAS
875.947
20,1
176.065
25,7
225.118
26,2
229.498
23,8
208.475
16,2
142.080
MADRID
4.635.992
11,6
537.775
16
741.759
15,8
732.487
16,6
769.575
17,4
804.692
ANDALUCIA
6.284.016
25,5
1.602.424
32,9
2.067.441
32
2.010.885
28,3
1.778.377
22,4
1.409.042
VALENCIA
3.458.566
11,9
411.569
17
587.956
16,4
567.205
16,7
577.581
14,6
505.186
ARAGON
980.779
13
127.501
19,2
188.310
18,8
184.386
25,1
246.176
14,4
141.528
BALEARES
738.826
13,3
98.264
18,5
136.683
18,7
138.160
19,4
143.332
11,0
81.073
MURCIA
989.632
12,7
125.683
17,5
173.186
17,7
175.165
17,3
171.206
15,3
151.504
EXTREMADURA
884.669
26,4
233.553
33,1
292.825
34,3
303.441
34,4
304.326
29,9
264.364
RIOJA
233.552
11,8
27.559
15,7
36.668
16,2
37.835
14,5
33.865
18,6
43.536
CANARIAS
1.518.857
11,5
174.669
16,7
253.649
15,7
238.461
16,1
244.536
11,9
180.669
CASTILLA-M
1.539.107
14,9
229.327
19,5
300.126
20,6
317.056
20,3
312.439
25,7
395.544
CASTILLA-L
2.002.878
12,5
250.360
17,3
346.498
17
340.489
17,3
346.498
17,5
351.057
CANTABRIA
459.222
10
45.922
15,2
69.802
14,5
66.587
14,2
65.210
9,8
44.855
14 AUTONOMIAS
25.076.664
16,2
4.071.996
21,8
5.461.312
21,5
5.382.474
20,9
5.244.310
18,2
4.560.046


Aunque esa tendencia no se verifica en todas las comunidades (sino solo en aquellas cuyo resultado electoral se escribe en rojo en nuestro cuadro), lo cierto es que, en términos generales, el PSOE viene recibiendo los votos que le prometen en las encuestas y, además, un cuantioso número de simpatizantes que salen de la indecisión y finalmente van a votarlo.  Por tanto,  no se ve afectado por el efecto burbuja que apreciábamos en PODEMOS. No existe ese numeroso grupo de presuntos votantes que declaran en la IDV que los van a votar pero luego afirman que no sienten simpatía ni cercanía al partido y acaban no votándolo. En el PSOE ocurre justamente lo contrario: la simpatía que concita está siempre muy por encima de la intención de voto que suscita. PODEMOS siempre tiene menos simpatizantes que presuntos votantes. 

Esa es, seguramente, la razón por la que muchos podemitas se indignan y expresan su incredulidad, a la vez que hacen innecesario alarde de su ignorancia, en las redes, mostrándose incapaces de comprender que, por muy directo y sin cocinar que sea el dato de la IDV, no es un dato válido en sí mismo para estimar el volumen de votos que obtendrá un partido y que el resultado que arrojan las urnas difícilmente coincidirá con esa IDV aunque, en ocasiones, también puede suceder.

En las condiciones actuales, la IDV de PODEMOS en las encuestas tiende a ser superior a los resultados reales. Los encuestados inflan con sus respuestas las expectativas de PODEMOS. Por el contrario, la IDV del PSOE, viene siendo inferior a los resultados en urna: siempre acaban votándoles muchos más electores de los que prometen hacerlo en las encuestas. Gentes que simpatizan abiertamente con ese partido, no se muestran decididos a votarles  pero finalmente, al menos una parte, lo votan, por lo que las respuestas directas de los encuestados tienden a minusvalorar la expectativa de voto a los socialistas.

El cuadro anterior certifica con toda claridad que no estamos haciendo una interpretación, sino una simple lectura directa de los datos. En el post anterior, veíamos que PODEMOS partía de una expectativa inicial del 11,6% del Censo Electoral, pero solo obtuvo el 9,5%, 2,1% menos de lo anunciado por la IDV. En este cuadro observamos que la expectativa del PSOE para las autonómicas (IDV) era del 16,2% del Censo, pero le votaron el 18,2% de los electores. De este modo, mientras que la distancia entre ambos partidos en las encuestas era solo del 4,6% del Censo, a favor del PSOE, la distancia en urna se transformaba en una diferencia del 8,7% del Censo, en favor de los socialistas.
El comportamiento de los dos entornos es muy diferente. Mientras en el entorno de PODEMOS suelen fallar dos importantes grupos, el de los Desafectos y el de los Indecisos a la hora de ir a votar, puesto que no acude prácticamente ninguno de ellos, en el caso del PSOE, un sector importante de su numeroso ejército de simpatizantes indecisos, se moviliza y acaba yendo a votarlos.

El siguiente cuadro nos permite analizar el parámetro “IDV+Simpatia” y descomponerlo en sus elementos constituyentes (Desafectos, Afectos e Indecisos) y ponderar la importancia que tiene cada uno de ellos en el volumen de voto estimable.

AUTONOMIA
Desafectos
Indecisos
Afectos
Votos Urna
Afectos -votantes
%del Censo
NAVARRA
475
9.492
31.325
44.916
13.591
2,86
ASTURIAS
4.380
53.433
171.686
142.080
29.606
3,38
MADRID
9.272
194.712
537.775
804.692
266.917
5,76
ANDALUCIA
56.556
408.461
1.602.424
1.409.042
193.382
3,08
VALENCIA
20.751
155.635
411.569
505.186
93.617
2,71
ARAGON
3.923
56.885
127.501
141.528
14.027
1,43
BALEARES
1.478
39.897
96.786
81.073
15.713
2,13
MURCIA
1.979
49.482
123.704
151.504
27.800
2,81
EXTREMADURA
10.616
69.889
222.937
264.364
41.427
4,68
RIOJA
1.168
10.276
26.391
43.536
17.145
7,34
CANARIAS
15.189
63.792
174.669
180.669
6.000
0,40
CASTILLA-M
16.930
87.729
212.397
395.544
183.147
11,90
CASTILLA-L
6.009
90.130
250.360
351.057
100.697
5,03
CANTABRIA
3.215
20.665
45.922
44.855
1.067
0,23
TOTAL 14
78.838
1.310.477
4.071.996
4.560.046
488.050
1,9

Cuando el número de simpatizantes dispuestos a votar es menor que la IDV, la columna de los desafectos arroja números positivos que indican una sobrevaloración probable de la intención de voto. Por el contrario, cuando el número de los simpatizantes dispuestos a votar es superior al número de los han prometido votar, la cifra resultante será negativa porque una parte de esos simpatizantes están dispuestos a votar, pero no al partido con el que simpatizan, sino a otros partidos distintos

Por ello las cifras en rojo de esa primera columna del cuadro  representan simpatizantes que, en el momento de responder a la encuesta,  amenazan fuga del PSOE y declaran que están decididos a votar a otros partidos.  Quizá deba subrayarse el hecho de que las 2/3 partes de ese “voto fugado” se concentra en Andalucía.

Por lo que respecta a las cifras contenidas en la  quinta columna, la lectura debe hacerse de modo idéntico a como lo hacíamos en el caso de PODEMOS: las cifras negativas, resaltadas en rojo, significan que los votantes en urna han sido superiores en número a los que habían prometido votar. Durante la campaña se ha conseguido no sólo que vote toda la base electoral consolidada (Simpatizantes dispuestos a votar) sino que se ha conseguido arrastrar a muchos de los indecisos o no se han llegado a materializar las fugas previsibles.  El PSOE ha ganado casi medio millón de votos en el conjunto de las 14 autonomías como consecuencia de ese proceso de ruptura de la indecisión durante la campaña.

Parece conveniente subrayar el hecho de que si no se ha alcanzado una cifra de votos cercana a la máxima expectativa posible (IDV+Simpatía) es porque algunas comunidades, no solo no han podido movilizar el voto de sus indecisos, sino que han perdido importantes cantidades de votantes que ya estaban predispuestos a apoyarlos antes del comienzo de  la campaña.

Espero que los analistas del PSOE puedan darse a sí mismos una explicación que sea capaz de ir más allá de aludir al desgaste del partido en las comunidades en las que gobernaba. Por mi parte me limitaré a subrayar la significativa realidad de que,  si Andalucía y Asturias hubiesen conseguido mantener en su intención de votar a los que ya estaban convencidos de hacerlo antes de empezar la campaña, el PSOE habría obtenido unos 225.000 votos más de los que obtuvo. Cifra que se habría elevado a casi 150.000 votos más si asturianos y andaluces hubiesen sabido movilizar indecisos  en cuantía similar al 2% del Censo que consiguió, de media, el partido en las 14 comunidades en las que ha habido elecciones: 375.000 votos que han faltado en estas dos comunidades, sobre todo (325.000) en Andalucía, le hubiese supuesto al PSOE rozar los 5 millones de votos en las 14 comunidades convocadas y, seguramente, la mayoría absoluta en Andalucía.

Suele hablarse con demasiada ligereza de la fortaleza del PSOE en Andalucía, tanto dentro como fuera del partido. Los hooligans de PODEMOS quitaban importancia a sus resultados de Andalucía,  presentando a esta comunidad como una excepción en la que el PSOE es anómalamente fuerte  y batían palmas de esperanzada alegría, dando por sentado que el PSOE, en el resto de España es mucho más débil. No es verdad. Lo que muestran las cifras que acabamos de analizar, es que si en algún lugar de España se retrasa  la recuperación del PSOE ese lugar es Andalucía.  Ya sé que suena a disparate, después de las victorias en autonómicas y municipales que se exhiben con escaso sentido autocrítico por parte de los “susaneros” como la muestra inequívoca de que el camino emprendido por la federación andaluza es el correcto.

Viene siendo muy común que los militantes del PSOE más activos en las redes, estando como están, fragmentados en facciones y banderías, utilicen encuestas y resultados electorales con escaso rigor, como armas arrojadizas contra sus adversarios dentro del propio partido. Pero habrá que decir a los susaneros, que lanzan sutiles dardos envenenados, haciendo ver que en las últimas elecciones el PSOE ha perdido 700.000 votos, que ellos tienen casi el 50% de la responsabilidad de esas pérdidas. Parapetados en sus reiteradas victorias, como si ellos no tuviesen nada que ver en esa pérdida, parecen estar diciendo: ¡Pedro!, que no remontas…  

No hay un solo sector crítico, de los muchos que han florecido en el PSOE durante la crisis, que no exhiba alguna reflexión sobre las encuestas o los resultados, usándola para argumentar su particular ensoñación: la perdida de Parla  ha sido usada por parte de los “tomasinos” (la guardia pretoriana de Tomás Gómez)  como si fuera la pérdida de Alhama en la Guerra de Granada, como arma arrojadiza contra Simancas y Pedro Sánchez, sin reparar que los 500.000 madrileños que habían declarado su intención de votar al PSOE,  se han convertido en 800.000, para apoyar a la candidatura de Angel Gabilondo impuesta por la dirección, recuperando 300.000 votos que 30 días antes se paseaban indecisos por las “tapias” que lindan con Izquierda Socialista, deshojando la margarita de si debían votar al Partido Socialista o acudir a las llamadas de los  “talegueros” para “confluir” con la izquierda verdadera, republicana y frente-populista.

Pero al margen de este deplorable escenario de puñaladas traperas donde se desarrolla  la vida cotidiana de todos los partidos de izquierdas; al margen de este todos contra todos a ver quién es más de izquierdas, más demócrata,  más listo, más puro y más honrado, los datos relativos a lo que quiere y vota el entorno socialista,  son susceptibles de una lectura menos sectaria y más global: el punto de partida del PSOE no son las elecciones de 2011. Ese es el punto más bajo de sus resultados electorales, sí. Pero no el punto más bajo de sus expectativas. 

El barómetro de abril del 2011 concedía al PSOE una intención directa de voto del 20,5 del Censo (7,1 millones de votos) para las elecciones generales. En noviembre, el PSOE obtuvo ese resultado. Pero no fue en ese estado en el que Rubalcaba entregó el partido a su sucesor. Antes de que se celebrase el Congreso extraordinario de Julio de 2014, aún no hace un año, se publicaba el barómetro del CIS de ese mismo mes y la IDV marcaba una expectativa de voto del 10,6 % del Censo (3,7 millones de votos). PODEMOS, recién nacido en las europeas de mayo, tenía una expectativa del 11,9% (4,2 millones de votos). Ese y no otro es el punto de partida. Esa y no otra fue la herencia recibida por la nueva ejecutiva federal: un PSOE dividido, noqueado y desorientado, al borde de la desaparición o al menos, de la irrelevancia, frente a una formación recién nacida  en el seno de la izquierda, que ya le superaba en intención de voto.

En menos de un año, el PSOE ha pasado de una IDV del 10,6% a una expectativa del 16’2% (5,6 millones de votos) que se rebasa en las urnas llegando a un 18,2 % del Censo de las 14 comunidades donde ha habido elecciones. De aplicar ese porcentaje medio a toda España, el PSOE habría obtenido 6,2 millones de votos. Frente a esa situación, PODEMOS que partía de una expectativa directa de voto de 11,9%  (4,2 millones de electores) en julio del pasado año, ha llegado a las elecciones autonómicas con una expectativa del 11,6%  que finalmente se ha quedado en las urnas en un 9,5%. Aplicado a toda España supondría un total de 3,2 millones.

Esas son las cifras que describen la remontada del PSOE, en menos de un año,  desde el estado de coma en la UVI, hasta recuperar una exigua hegemonía en el espacio de la izquierda, por donde deambula, cojo de las dos piernas, apoyándose en partidos-muleta, que no tienen la más mínima intención de sustentarlo, sino de  socavar el espacio electoral que se extiende a su izquierda y a su derecha,  trabajando por hacerlo caer antes de noviembre.

Es una remontada meritoria, pero insuficiente. El PSOE está todavía por debajo de los niveles de apoyo de 2011, que fue del 19,5% del Censo Electoral. El apoyo obtenido en las 14 autonomías con elecciones hasta mayo, ha sido del 18,2%.  Esta fuera de lugar y puede calificarse de pura ensoñación, la idea de que el PSOE pudiera alcanzar niveles parecidos a los momentos en los que consiguió gobernar:
  • 1982:    37,7% del Censo.
  • 1986:    30,5% del Censo.
  •  1989:    27,4% del Censo.
  • 1993:    29,5% del Censo.
  • 2004:    31,9% del Censo.
  •  2008:    32,3% del Censo.
      
Cuando se considera el 10,6% de expectativa que marcó el barómetro de Julio de 2014 y se constata que nueve meses más tarde, esa expectativa estaba en el 16,2%, cualquier observador imparcial comprende lo lejos que esta el PSOE de poder alcanzar un resultado electoral que le permita ser el partido hegemónico de la izquierda y, en consecuencia, el que pueda reclamar con legitimidad el gobierno de España.

Al ritmo actual, si no hay elementos que detengan ese crecimiento –y Andalucía es una bomba de efecto retardado que aún no ha sido desactivada- el PSOE podría llegar a noviembre con una intención de voto en el entorno del 19-20%, que podría traducirse en resultados en urna de un 22% del Censo, como máximo. Ese porcentaje equivale a unos 7,5 - 8 millones de votos. En el supuesto de una participación del 70%, esos resultados se traducen en un 31-33% del voto válido. Esa es una cifra aceptable para que el PSOE pueda poner a Pablo Iglesias en la disyuntiva de decidir si gobierna Pedro Sánchez o Mariano Rajoy. Todo lo que sea bajar de esa cifra es aproximarse a la disyuntiva inversa: que sea Pedro Sánchez el que deba decidir entre dar a Mariano Rajoy o a Pablo Iglesias la presidencia del Gobierno.

La última encuesta publicada  (Celeste Tel, para eldiario.es, 15 de Junio de 2015) dibuja una estimación compatible con ese escenario, pues con el 27,2% del voto válido que se atribuye al PSOE, este queda muy por delante del 13,1% que se atribuye a PODEMOS. Aun en el supuesto de una confluencia PODEMOS-IU, que lograría un 17,8%, la distancia del PSOE sería de casi 10 puntos por encima. 


Pero téngase en cuenta que el 45% de los votos válidos emitidos que sumarían las tres fuerzas condenadas a entenderse a pesar de sus profundos sentimientos de odio mutuo, no garantizan la mayoría absoluta de diputados en el Congreso.

Y no conviene quedarse en las previsiones de una sola encuesta que, además, en este caso,  resulta particularmente favorable al PSOE. La media de las encuestas actualizada a 16 de junio, arroja resultados más equilibrados:



Aunque PSOE-PODEMOS-IU, siguen sumando el 45% del voto válido, la distancia entre el PSOE y sus adversarios en la izquierda, se acorta a menos de 5 puntos. Y en esas condiciones, podría convertirse en una fuerza subsidiaria, condenada a recibir, por su derecha y por su izquierda, los embates enfurecidos de una versión rediviva de "las dos Españas". 

En esas condiciones, el injustificado alborozo de Rubalcaba al proclamar en el último congreso que “el PSOE ha vuelto”, puede seguir siendo hoy una ensoñación. Es decir: “Suceso, proyecto, aspiración o cosa que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se realice…”  o bien, “Serie o sucesión de imágenes y sucesos que se imaginan mientras se duerme y que se perciben como reales.”