miércoles, 13 de mayo de 2015

Sorpassos con pies de barro

Hace pocos meses, con motivo de la publicación de un artículo en POLITIKON, publiqué un post estableciendo las que me parecen pertinentes diferencias entre votantes y simpatizantes de un partido. Hoy, después de ser interpelado por mi amigo Elías (Espiritu Rebelde, pese a la censura incalificable de Facebook) para que me pronuncie sobre los datos del barómetro de abril, creo que debo volver sobre la cuestión de las diferencias entre votantes y simpatizantes, porque en esas diferencias me parece que residen algunas  claves de la  falsa imagen de ‘partido ganador’ que se ha proyectado durante algún tiempo sobre PODEMOS.

Al mismo tiempo, ello me dará la oportunidad de mostrar que la evolución de PODEMOS, sus fulgurantes movimientos de   ascenso y descenso en las encuestas del último año, pueden ser explicados en virtud de una fractura interna que ha llevado a una parte de los seguidores más afectos al proyecto a retirarse y dejar de apoyarlo.

Antes de entrar en análisis de cifras debo reiterar la idea de que votantes y simpatizantes son dos conceptos distintos,  razón por la cual deben distinguirse y no confundirse. Para entender bien la distinción veamos, en el gráfico siguiente, la composición de los dos grupos. 

Los votantes que tienen intención declarada de votar a un partido, que hemos representado en la columna izquierda del gráfico, componen lo que llamamos la IDV.  Son los que dicen que van a votar al PARTIDO A. Recordemos que ese grupo es susceptible de ser dividido en dos categorías:

  •  Los que dicen que van a votar al partido A y además simpatizan con él y se sienten cercanos a sus planteamientos.
  • Los que no simpatizan ni se sienten próximos al partido A y pese a todo, declaran que  tienen intención de votarle.

En el centro de la tabla hemos dibujado una segunda columna que representa el volumen de lo que llamamos la Simpatía hacia el partido A. Recordemos que también en este caso, en el grupo se pueden distinguir dos categorías:

  • Los simpatizantes que declaran que van a votar al partido A (son a la vez simpatizantes y votantes), es decir, los adictos.
  • Y los simpatizantes indecisos que todavía no saben o no quieren decir a qué partido van a votar, o si no votarán o si lo harán en blanco.

Finalmente, a la derecha de la tabla hemos dibujado las dos columnas tocándose solo en la zona común, es decir, en la que coinciden Votantes y Simpatizantes. Ese dibujo nos permite observar que en el grupo de encuestados que el CIS reúne bajo el epígrafe “Voto +Simpatía”,  en realidad, hay tres grupos superpuestos:

  • Los votantes de A que NO SIMPATIZAN con el partido A.
  • Los votantes de A que SIMPATIZAN con el partido A
  • Los SIMPATIZANTES de A que permanecen indecisos y no saben si acabarán votando A.

En el gráfico hemos supuesto  que el partido A recibe una Intención Declarada de Voto del 20%, una Simpatía del 18% y un Voto+Simpatía del 23%:





IDV

SIMPATÍA

Voto + Simpatía














23

23



Simpatizantes
indecisosà
18

22



17

21
20


16

20



Votantes que à  simpatizan
20
15
Simpatizantes
ß  que
Votan
19


18
19
14
18



18
13
17



17
12
16



16
11
15



15
10
14



14
9
13



13
8
12



12
7
11



11
6
10



10
5
9



9
4
8



8
3
7



7
2
6



6
1
5




5
ßVotantes que
 no simpatizan
4




4
3




3
2




2
1




1

La posición ideal, a medio y largo plazo, es aquella en la que el partido A tiene un elevado número de simpatizantes que, por sentirse cerca de la ideología y las acciones del Partido constituyen su “nicho o caladero” natural de votantes y muestran además de su simpatía, su disposición a votarlo.  Tener, además, espacios de reserva, tanto por arriba (Simpatizantes indecisos) como por abajo (Votantes que no simpatizan) nunca viene mal y es en esos lugares donde una buena campaña electoral puede ampliar notablemente los resultados obtenidos  y colocarlos por encima de las expectativas estimadas. 

Pero no es menos cierto que, tanto los votantes no simpatizantes como los simpatizantes indecisos, constituyen los sectores más volátiles y cambiante de la base electoral de un partido. De ahí que, cuando la importancia de esos dos grupos resulta excesiva, podamos sospechar que estamos ante un crecimiento en burbuja que, antes o después,  acabará estallando y haciendo caer las expectativas generadas.

PODEMOS ha tenido, en el último año,  entre un 35 y un 45% de ese electorado inestable que configuran su crecimiento como un proceso de burbuja electoral. Pero hay que afirmar enseguida que el descenso en las encuestas no parece estar relacionado con el estallido de esa burbuja. Eso es algo que aún no ha sucedido, salvo en Andalucía.  El descenso experimentado entre enero y abril en las encuestas no parece estar relacionado con esa burbuja, sino con algo más grave y profundo, como es la discreta escisión y la silenciosa retirada de escena de una de las partes escindidas.

Esa es la impresión que me provoca la lectura y consideración detenida de los datos representados en el siguiente gráfico:

Mayo
2014
Julio 2014
Octubre 2014
Enero 2015
Abril 2015
Votos
Obtenidos en Europeas






































7.279.500 à
21,1







621.000 à
1,8





6.658.500 à
19,3





586.500 à
1,7
4.864.500à
14,1










3.933.000 à
11,4





5.209.500 à
15,1



517.500 à
1,5

4.519.500 à
13,1

414.000 à
1,2
3.105.000à
9,7

2.484.000à
7,2






2.139.000 à
6,2

1.621.500 à
4,7
1.794.000 à
5,2
1.245.948
3,7
1.345.500 à
3,9
IDV
Dato directo
‘sin cocinar’
4.105.000
11,9
6.072.000
17,6
6.658.500
19,3
4.700.000
13,6
Estimación CIS
Dato ‘cocinado’
3.167.100
15,3% del voto válido
9,2
4.836.037
22,5 % del voto válido
14,0
5.293.611
23,9 % del voto válido
15,3
3.774.127 
16,5 % del voto válido
10.9

Si tomamos en consideración todos estos datos y no nos limitamos a discutir sobre los titulares de los periódicos, podríamos observar los siguientes elementos  de interés:

1.- PODEMOS ha ganado en intención directa de voto (dato no cocinado) entre julio de 2014 y abril de 2015,  sólo un 1,7% del Censo Electoral, lo que equivale a unos 600.000 electores. Ello significa que, si en unas elecciones inmediatas, todos los que dicen que van a votar a PODEMOS lo hiciesen, el partido obtendría unos 4.700.000 votos frente a los 4.100.000 que prometían hacerlo en Julio del año pasado.

2.- El CIS estima que no será así, que acabarían votándole bastantes menos: un 10,9%, que reduce la cifra de electores a 3.760.000. Casi un millón menos. Esa reducción en la ‘cocina’ del CIS, debe tener alguna razón sostenible. Los forofos doctrinarios afirmarán, sin pensarlo dos veces, que esta es la prueba de que el CIS es la voz de su amo y actúa así, arbitrariamente, para ‘crear tendencia’ y desanimar el voto a PODEMOS. Pero podría ser, también, que los expertos del CIS hayan detectado una amplia bolsa de “voto falso”. Es decir, una bolsa de votantes de otros partidos que ocultan el sentido de su voto refugiándose en PODEMOS. Dicen que lo van a votar, pero niegan tenerle simpatía o sentirse cercanos al partido al que prometen que van a apoyar. O bien simpatizan con PODEMOS. Se sienten cercanos. Pero dudan acerca de si le votarán o no ¡cuándo aún no han tenido una única oportunidad de ser defraudados por el partido cuya cercanía acaban de descubrir!… No dejan de ser dos actitudes sospechosamente contradictorias, que sin duda podrán analizarse detalladamente con los métodos demoscópicos adecuados.

3.- En todo caso, las urnas son “la prueba del algodón” de las encuestas. Hace muy poco tiempo, el propio CIS realizó un sondeo Pre-electoral en Andalucía. En ese sondeo, PODEMOS alcanzó una IDV del 13,7% del Censo, equivalente a 861.307 electores. Declararon ser simpatizantes de PODEMOS en ese sondeo un 12,4% (unos 779.577 electores)  El parámetro Voto+Simpatía se estableció en el 15,6 %, lo que alcanza una cifra superior a los 980.000 votos. De acuerdo con la forma de representación que he propuesto, la distribución de la base electoral de PODEMOS en Andalucía se ajustaba al siguiente perfil:




Voto
+
Simpatía

Votos
obtenidos
 en urna






19





18

980.000 à
15,6


17
Simpatizantes
 Indecisos
120.000 à
1,9


16


15
Intención
declarada
de Voto
IDV
660.000 à
10,5
Simpatizantes que
tenían intención
 declarada de
votar a PODEMOS
ß

14
12,2
13
Estimado en
EXCESO
 por el CIS
12
11
10
9,4
590.011
9
8
7
6
5
4
200.000 à
3,2
Votantes que
 no simpatizan
3
2
1


Toda la ‘evidente manipulación del CIS’ consistió en que sus expertos estimaron que, dentro de la Intención Declarada de Voto, había una importante bolsa de declaraciones en falso y que la estimación probable (12,2% del Censo o 19,2% del voto válido) se acercaría más al volumen de sus simpatizantes (12,4% del Censo). Todo parece indicar que el CIS está prescindiendo en sus estimaciones de ese importante grupo de presuntos votantes que declaran no simpatizar con el partido y limitándose a aceptar como voto estimable el marcado por los simpatizantes, estén decididos a votar o permanezcan indecisos.

Pero lo que han puesto de manifiesto las elecciones andaluzas es que esa generosa, aunque prudente estimación, se ha revelado como una estimación errónea por exceso. En el sondeo pre-electoral, más de 980.000 andaluces se habían auto-ubicado de una u otra forma en el entorno de PODEMOS. Descontando el efecto burbuja que imprimen las 200.000 promesas de voto procedentes de andaluces no simpatizantes, todavía quedaban  780.000 ciudadanos que se consideraban simpatizantes y cercanos a PODEMOS.  De ellos, 120.000 se manifestaban indecisos. Aún aceptando que ninguno llegara a decidirse en favor de votarles, todavía deberían haber llegado 660.000 votos a las urnas. Solo llegaron  590.000. Faltaron 70.000 entre los más adictos. 

 La pregunta es, si la estimación ‘al alza’ del CIS es un fallo en el análisis de los datos, o si el descenso de apoyos a PODEMOS respecto a la estimación, se produjo con posterioridad a la recogida de datos, como consecuencia de una evidente FRACTURA INTERNA que comenzó a hacerse pública en las ‘disfunciones comunicativas’ entre Luis Alegre y Teresa Rodríguez en el arranque de la campaña y que ha estallado con estruendo contenido con el cese-dimisión de Juan Carlos Monedero.

4.- Una de las cuestiones que me parecen más dignas de ser subrayadas en el gráfico en el que representamos la evolución del ‘Voto + Simpatía’ hacia PODEMOS entre julio de 2014 y abril de 2015, es la puesta en evidencia de que la evolución de las expectativas electorales de PODEMOS, no está directamente relacionada con las adherencia de esa importante bolsa de electores de "atrezzo" o falsos electores que han acompañado al partido desde las europeas. Ese voto fantasma, de simpatizantes que no votan y votantes que no simpatizan, se ha mantenido en todo este tiempo en unos niveles parecidos otorgando a la formación de Pablo Iglesias un plus de expectativa de voto cifrable entre un 5% y un 8% del Censo (entre 1,7 y  2,7 millones de votos) que han contribuido a proyectar la falsa imagen de una meteórica carrera hacia el gobierno del estado.

Pero esos votantes no adictos, no son responsables de la evolución electoral de PODEMOS. Están ahí desde el principio y siguen estando en casi igual cuantía. El comportamiento de esos votantes marginales o periféricos, pese a ser cuantiosos, no explica la evolución en las encuestas.

La interpretación, que yo mismo he sostenido, de que el declive en las encuestas estaba directamente relacionado con la aparición de CIUDADANOS, que habría venido a llevarse los votos del Centro-Derecha que Podemos había logrado “okupar” previamente, se queda cada vez con menos base, encuentra cada vez menos fundamento. La evolución ascendente-descendente, no se explica en virtud de esos votantes ‘provisionales’ que se han ‘arrimado’ a PODEMOS esperando a que pase la tormenta. Tanto el ascenso como el descenso en las encuestas está claramente sustentado en la ampliación, primero, del número de adictos (simpatizantes activos, cercanos a la causa y dispuestos a votarles) y en la pérdida, después, con más rapidez, si cabe, de esos efímeros adictos: de ganar una media de 500.000 adeptos al mes, PODEMOS ha pasado a perder casi 600.000 simpatizantes dispuestos a votarles en cada uno de los tres últimos meses. El problema de PODEMOS no es Albert Rivera. A PODEMOS no se le van los transeúntes cuando pasa ‘su’ autobús. Se le están yendo residentes ilusionados que acababan de comprarse un piso en el barrio de los podemitas para quedarse a vivir con ellos y han decidido que no aguantan: que se vuelven al barrio del PSOE, o de IU, o a los suburbios del extrarradio ácrata de donde, mascullan  arrepentidos ellos mismos, por lo bajines, jamás deberían haber salido.

En España, del mismo modo que hemos observado en Andalucía, el CIS está estimando (dato cocinado) la capacidad de voto de PODEMOS por debajo de la Intención Declarada de Voto (dato sin cocinar) lo que provoca gran inquietud y escándalo en la parroquia podemita, que interpreta, inequívocamente, que el CIS los pondera, con manifiesta intencionalidad política,  a la baja. 

Pero el caso de Andalucía, lo que pone claramente de manifiesto es que el CIS sobre-estima la capacidad de arrastre electoral de PODEMOS, que no pondera sus expectativas a la baja, sino claramente al alza.

La pregunta es si, dado que la estructura de la base electoral de PODEMOS es similar en toda España, con un importante sector de votantes que no simpatizan con el partido ni se sienten cercanos a él, acabará sucediendo en las elecciones autonómicas y generales un proceso semejante, por el cual, PODEMOS obtenga resultados menos abultados aún que los que le pronostica el CIS. Pronósticos, por cierto, bastante magros pese a lo generosos y excesivos que se han mostrado. 

Si el CIS está en lo cierto – y todo parece indicar que sobre-estima prudentemente las expectativas del partido de Pablo Manuel Iglesias, PODEMOS obtendría hoy 3,8 millones de votos. 

Hubo un momento en que PODEMOS planteó un proceso Constituyente “para hacer saltar los candados de la Transición”. Habrá que esperar al programa de las Generales para saber si esa propuesta sigue vigente o queda fuera de la centralidad perseguida. Pero mientras salimos de la duda, es legítimo plantearse: ¿con 3,8 millones de votos? ¿Con cinco? ¿Con siete? En ese entorno se han movido las cifras máximas que le ha concedido alguna encuesta en los momentos de máximo apogeo. ¿Hay que recordar que con 7 millones de votos, el PSOE cosechó en 2011 la más clamorosa derrota de su historia en la España democrática?

Los más viejos del lugar reconocemos en el frenesí del presente un cierto aroma a ‘Déjà Vu’, a cosa ya vivida. Esta historia ya es larga. Cada vez que el PSOE, partido hegemónico –aún hoy- de la izquierda en España, atraviesa una merecida crisis a causa de sus errores, sus enemigos de la izquierda se frotan las manos y babean soñando que ha llegado el momento del sorpasso, del anhelado y siempre esperado ‘adelantamiento’: El Momento es Ahora, claman y aceleran no vaya a recuperarse la presa y se les escape viva de nuevo. Hay que hacer un titánico esfuerzo para ganar la carrera y lograr que el electorado de izquierdas sea liderado y conducido, por fin,  por la ‘verdadera izquierda’.

Ya hemos visto correr esa carrera más veces. Ya hemos conocido más aspirantes a ídolos con pies de barro, corriendo desesperadamente para adelantar al PSOE y colocarse en cabeza…

Ya hemos visto más veces como esos ídolos embarraban con sus pies de barro, al andar, todo el carril izquierdo del circuito, sin avanzar en lo que importa, sino  tapando salidas, provocando atascos, bloqueando movimientos…

Ya hemos visto más veces a ingenieros de gabinete construyendo mayorías de arcilla que luego se quedan en minorías de hierro.

Ya hemos visto más veces a nuestros pilotos enzarzados en la profunda discusión de si son galgos o si son podencos, de si son “chavistas” o si son “griñanistas”, de si son la X de los Gal o la Y de los ERE's, mientras por el carril de la derecha, les adelantaban los aznares, los marianos o los arenas y demás miembros de la “estirpe”dispuestos a aplicar las políticas neoliberales más severas y a liquidar el estado del bienestar.

Cuando algunos miramos con inquietud y zozobra, pero en silencio respetuoso el proyecto de estos jóvenes adanistas decididos a empezar de cero la historia de la democracia en España, hay quien cree percibir miedo en nuestro semblante. Se equivocan o hacen propaganda. No nos da ningún miedo. A los viejos del lugar (el lugar es, obviamente,la izquierda) ver a los jóvenes construyendo su proyecto de liderar una mayoría de cambio que le permita llegar al gobierno por las urnas cuando toque, no nos provoca mas que un sentimiento de prudente esperanza. Hace tiempo, antes del 15M, que algunos los veníamos interpelando y urgiéndoles a que asumiesen su responsabilidad y se pusieran  al frente del negocio antes de heredarlo inesperadamente

Por lo que a mí respecta, en singular,  solo me preocupa que  quienes tienen tanta prisa en alcanzar una mayoría de gobierno, sin la paciencia histórica y la capacidad de pacto necesaria para ello, se queden en altiva e intratable minoría de bloqueo y pasado un breve tiempo, se cansen de jugar a los tronos y se dejen ganar por el nihilismo. Y me preocupa porque las previsiones electorales de las encuestas apuntan más a configurar minorías de bloqueo que mayorías de cambio.

Parafraseando a Althusser, me inquieta saber que otros,  mucho antes que ellos, hace siglos, partieron para las Indias Orientales y no pasaron de  América.